viernes, 21 de marzo de 2014

El incendio de la cochera de Mataderos.


En la página de sucesos de los tranvías de Madrid hay un capítulo específico dedicado a los incendios, especialmente a los incendios en las cocheras de tranvías. Los dos principales incendios se produjeron en la época de los tranvías de tracción animal, en pleno Siglo XIX. Y en ambos casos el origen del incendio se achacó al alumbrado utilizado en aquellos tiempos.

El incendio más importante fue el de la cochera de Mataderos, de la Compañía General Española de Tranvías (CGET), la del tranvía de Madrid a los Carabancheles y Leganés. Tan importante fue el incendio que estuvo a punto de suponer la desaparición de la Sociedad, al haber ardido la casi totalidad de los vehículos de la línea. Pudo salir adelante gracias a la solidaridad de las demás Empresas tranviarias madrileñas y a la activa intervención de las autoridades, especialmente del Gobernador civil, que hicieron factible esa ayuda.

Hacer la crónica de aquel suceso, y más a casi 120 años de distancia, tiene una especial dificultad. Si acudimos a los periódicos de la época nos encontramos con que la inmediatez de la noticia da lugar a que aparezcan informaciones contradictorias. Es preciso buscar un “común denominador” en esas informaciones para poder pergeñar una crónica que pueda resultar correcta en su contenido.

Es necesario empezar por señalar que en aquellos tiempos era común denominar “estación” a las cocheras de tranvías; que no extrañe si aparece ese nombre en algún recorte de prensa. Esa denominación era, incluso en aquellos tiempos, un tanto equívoca, y dio lugar, por ejemplo, a un largo pleito sobre la primera cochera de los tranvías madrileños, la de Serrano. Algún día hablaremos de ella.

La cochera de Mataderos fue la segunda cochera de la CGET. La primera fue la del Paseo de los Ocho Hilos, situada junto a la Puerta de Toledo. Se quedó pequeña y además, cuando la CGET inició sus experiencias con locomotoras de vapor, se topó con la oposición del Ayuntamiento. Así que decidió implantar unas nuevas y amplias cocheras en las afueras de Madrid, en plena “Carretera de Fuenlabrada”, la que llevaba a los Carabancheles y a Leganés, en un sitio denominado “Los Giros”. El nombre vulgar de aquella zona era “Mataderos”, y así se sigue denominando oficialmente en la actualidad. El plano adjunto es un detalle del Plano de Facundo Cañadas, de 1900. Señalo que estaba en terrenos del municipio de Carabanchel Bajo, justo en el límite (que lo era la calle del Radio) con Madrid.


El incendio tuvo lugar en la madrugada del 16 de noviembre de 1895. Así empezaba la crónica publicada en El Imparcial del sábado 16 de Noviembre de 1895.


Los siguientes párrafos son “recortes de prensa”, seleccionados de distintos periódicos:

Un voraz incendio, de extraordinarias proporciones, se declaró ayer de madrugada en las cocheras del Tranvía de Leganés, situadas en el término del vecino pueblo de Carabanchel y barrio denominado de los Mataderos.

Próximamente a la una y cuarto de la madrugada, el vigilante nocturno de la estación del tranvía de Leganés, Félix Vallejo, honrado operario que lleva prestando servicios a la Compañía, advirtió la presencia del siniestro.

El primer carruaje, el que se hallaba más inmediato a la puerta de entrada, y por consiguiente, el último que había entrado en el cocherón, estaba ardiendo en pompa. Es de suponer que ese carruaje, que debió estar circulando hasta las doce y media, fue dejado en la cochera con la luz del quinqué mal apagada. El petróleo debió de inflamarse, y entonces se produjo el siniestro, propagándose inmediatamente de manera tan formidable.

El vigilante Vallejo, al advertir la presencia del incendio, corrió a dar aviso a mayorales y mozos de cuadra, a todos los empleados que se hallaban en la estación. Acudieron éstos rápidamente, pero ya era tarde. Una inmensa hoguera cubría casi por completo la entrada del cocherón, puesto que a la entrada se hallaba el coche primeramente incendiado, y no había posibilidad de que nadie penetrase sin inminente riesgo de perder la vida.

Aún hicieron una prueba los arrojados operarios de la Compañía. Pero no lograron sino sacar de allí cuatro carruajes. Con algunos minutos de tregua podrían haberse salvado casi todos. Una de las vías estaba expedita, y la pendiente considerable que hay a la salida del edificio, del que fue edificio, habría facilitado la operación. Todo fue inútil.

Salvados esos carruajes, todos los demás, hasta cuarenta y ocho, entre jardineras y coches de invierno, fueron en pocos momentos pasto de las llamas. Toda la techumbre del cocherón se desplomó con horrible estrépito.

Se salvaron todas las mulas, de las que habría en las cuadras, según nos dijeron allí, unas trescientas. Fue a aquellos departamentos a donde inmediatamente acudieron los empleados de la Compañía, para salvar el ganado, ya que no era posible salvar el material. Las mulas se sacaron a la carretera.

El siniestro no llegó hasta las cuadras, situadas en un departamento separado del cocherón y talleres de carpintería y pintura. Estos fueron también pasto de las llamas en absoluto.

Cuando los bomberos llegaron, iniciaron los trabajos de extinción, y muy principalmente los de aislamiento. El heroico personal del servicio de incendios trabajó con su acostumbrado valor, consiguiendo en parte evitar que el fuego se propagara a la pajera.

Las autoridades de Madrid y algunos jefes de los regimientos acantonados en Leganés dictaban acertadas órdenes y ayudaban a los bomberos a localizar el incendio. No han ocurrido desgracias personales.

A las cinco de la madrugada quedó extinguido el incendio por falta de combustible.

Las pérdidas que la Compañía ha sufrido se calculan en 40.000 duros. Se calculan en más de 200 las familias que por el momento han quedado sin medio de subsistencia con motivo del siniestro.


El número de vehículos destruidos fue de 44. Y el fuego sí que afecto a las casas de vecindad contiguas, hundiéndose el techo de una de ellas. Ardió la cochera, a excepción de las cuadras. El quinqué supuesto causante del incendio correspondía a la dotación de alumbrado del último coche que había encerrado aquella noche a eso de las doce y media, y que quedó aparcado justo en la puerta de entrada. Por una segunda vía paralela pudieron sacar cuatro coches, pero el incremento del fuego en ese coche no permitió sacar más. ¿Alguien se imagina esos cuatro coches salvados (por las fechas serían coches cerrados) descendiendo “a su aire”, calle de General Ricardos abajo, hasta el Puente de Toledo?

En aquella época el sábado era un día laborable más. La CGET dio servicio el sábado con sólo los cuatro tranvías que se habían salvado. Los periódicos del domingo recapitulaban la situación:


El servicio se hizo ayer solamente con los coches que pudieron salvarse del incendio. Los coches eran tomados por asalto en la Puerta del Sol. En el cocherón veíanse sobre las vías las ruedas alineadas y negras de los carruajes medio ocultas bajo los restos de los armazones y de los escombros.

Se dice que desde hoy, una conocida empresa de ómnibus establecerá un servicio entre la Puerta del Sol y Carabanchel, ínterin normaliza el servicio la empresa de Leganés. También parece que esta empresa ha gestionado la concesión de coches de otras compañías para poder dar cumplimiento al público.

La Sociedad del Tranvía del Este ha facilitado para ello todos los coches sobrantes del servicio ordinario; como el número de coches cerrados que posee esta empresa es limitado, ha sido autorizada para poner jardineras los días festivos, y solamente como aumento de servicio ordinario.

El Tranvía de Madrid ha facilitado cuatro jardineras de las cerradas por los extremos.


La CGET solicitó de las demás empresas de tranvías el préstamo de tranvías para poder prestar un servicio más amplio, y en esa gestión intervino el Gobernador civil.

En los tranvías de tracción animal, todas las Empresas tenían un cierto número de tranvías abiertos, jardineras, que se ponían en servicio en el buen tiempo. Era mediados de Noviembre, se supone que el tiempo ya no acompañaba, y todas las Empresas de tranvías urbanos tenían disponibles en cocheras cierta cantidad de jardineras que podían prestar al Tranvía de Leganés.

El mayor problema estaba en que, como la línea de los Carabancheles y Leganés circulaba por despoblado, no se podían utilizar las jardineras urbanas, que carecían de pared transversal que cortara el viento. Por eso la noticia señala que el Tranvía de Madrid prestó cuatro jardineras “de las cerradas por los extremos”, probablemente cuatro jardineras Brill del Tranvía del Hipódromo.

El Tranvía del Este tenía un parque sobredimensionado para hacer frente a la punta de tráfico de los Servicios Especiales a los Toros y de los refuerzos a los merenderos de Las Ventas. Para poder prestar coches cerrados al Tranvía de Leganés fue autorizado a poner jardineras en servicio los festivos pero sólo en los refuerzos a Las Ventas. Una gestión del Gobernador facilitó que los dos coches cerrados del difunto Tranvía de La Moncloa pasaran a prestar servicio en el Tranvía de Leganés.

La CGET reconstruyó totalmente sus cocheras de Mataderos, y compró nuevos tranvías. Cocheras y tranvías estuvieron en servicio hasta que el 3 de marzo de 1903 entró en servicio la electrificación desde Madrid a Carabanchel Alto. Bueno, durante un par de meses más quedó en servicio un tranvía de mulas desde Carabanchel Alto a Leganés. Las cocheras de Mataderos fueron inmediatamente vendidas a D. Antonio López Pabón, que consiguió alquilarlas para caballerizas del Escuadrón del Cuerpo de Seguridad.


Al principio de esta entrada cité que había otro caso de incendio de cochera con importantes daños materiales pero, afortunadamente, también sin desgracias personales:

Incendio en la cochera de Cuatro Caminos, del Tranvía del Norte, el 29 de Junio de 1899. En un periódico leemos: “Poco después de las tres y media salían grandes llamaradas de las cocheras que más arriba de los Cuatro Caminos tiene establecidas el Tranvía del Norte. [...] Éste (el fuego) había comenzado en un cocherón grande, donde había encerrados nueve coches, ocho de invierno y uno de los llamados jardineras, amenazando propagarse a la caballeriza, situada al lado. La rapidez con que se atacó en sus comienzos el incendio fue causa de que quedara localizado en el antedicho cocherón, quedando reducidas las pérdidas a la de los referidos coches y el local donde se hallaban, del cual no han quedado mas que las paredes”. Como origen del incendio se citó un quinqué de petróleo olvidado por un limpiador sobre uno de los carruajes. Las pérdidas se calcularon en unas 40.000 pesetas.

Nuevo Mundo, 5 de julio de 1899.

Saludos.
José Antonio.

2 comentarios:

  1. Hola José Antonio:
    Enhorabuena por este gran trabajo de investigación sobre las poco conocidas cocheras de Mataderos.
    Un saludo.
    José Manuel

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, José Manuel.
    Como bien sabes, cada una de las distintas cocheras de tranvías tuvo su historia, tanto cuando prestaba servicio como en su vida posterior. Daría para escribir un libro sobre "Historias de las cocheras de tranvías".

    ResponderEliminar